Armando Almánzar Botello: un “cazador de agua” profunda. (Hunter deep water)

Armando Almánzar Botello: un “cazador de agua” profunda. (Hunter deep water)

“Gozar de la verdad este es el verdadero objetivo de la pulsión epistemofílica, en la que fuga y se desvanece a la vez todo saber” J. Lacan.

En este ejercicio diario de escritura que precede, generalmente, a largas horas-días de lecturas de uno o varios textos o libros sobre diversos temas que, obviamente, llaman poderosamente mi atención, como es el caso de la literatura ligada a todas las experiencias onto-cognitivas y simbólicas de las mismas ahora sumado a la seducción postmoderna de la intervención mediática de las redes sociales. Y como tecno-apologista del tema-ventaja que representa el hecho de tener al mundo en nuestro escritorio, cuando no, en una especie de viaje itinerante y “móvil”, literalmente, es que me encuentro embrujada y emburujada con el fascinante discurso (Freud-Lacan-Derrida-Deleuze-Bataille-ArmandoAlmánzarBotello) sobre lo femenino neutro que yo me atrevo a llamar -las imposturas femeninas- parafraseando a la brillante Hélène Cixous cuando habla de “Las imposturas masculinas”, sin más preámbulos se trata del Investigador, Psicólogo, Escritor, Ensayista y Poeta, el dominicano Armando Almánzar Botello.

El discurso intelectual y lúcido de un escritor de la talla de Armando Almánzar Botello y su defensa avasallante de la teoría de –Lo femenino neutro- debe ser tema de análisis, de lecturas, de debates, entre las mujeres femeninas y feministas, entre los hombres masculinos-femeninos (hombres inteligentes) y los hombres-machistas, en fin, en la sociedad en sentido general.

Pienso que –la mujer- en aras de un feminismo trasnochado ha perdido en el camino su esencia femenina. Son ciertas todas las luchas que hemos tenido que librar las mujeres por las libertades públicas y privadas, y para ser mirada desde nuevos ángulos, ¡a Dios gracias! Pero también es cierto que: “Lo que Cixous denomina «la gran impostura masculina» es esta concepción tradicional del deseo masculino vinculada a la apropiación, a la destrucción del otro, de lo otro, de lo no-propio entendido como amenaza, o, en términos psicoanalíticos, como emasculación.”
(¡OJO!, experimentada y vivida por hombres y mujeres, especialmente en el matri-(de)-monio.

Y esto deviene en un enfrentamiento perpetuo. Y me pregunto yo: ¿Por qué tenemos que intentar castrarnos, en las relaciones de convivencia? Más aún… en vez de una cama caliente hemos apostado a un ring de boxeo. En ese sentido quiero analizar de forma sobria y sucinta un texto que fue uno de los primeros que yo leyera de este fascinante hombre de letras y ciencias de nuestra amada tierra insular. A Continuación:

MUJER= COSA. Para leer lentamente, con voz relativamente alta…
de Armando Almánzar Botello, el Martes, 6 de marzo de 2012 a la(s) 15:05 •
Por Armando Almánzar Botello

“Elevar el objeto a la dignidad de la Cosa» Jacques Lacan.

Comparar a la mujer con una Cosa enigmática (Das Ding), sin fondo; considerarla una estatua de jade que nos piensa, oculta en su propia belleza; decir que la mujer nos puede hablar como habla un libro, o que, por lo contrario, participa voluntariamente de una mágica y sabia reserva de silencio, como si ella fuera un discreto y enigmático organismo vivo, todo esto no es torpe y simple misoginia, no implica negarle la subjetividad y sus derechos como sujeto político-social a la mujer, sino más bien el abocarnos a esa pura poesía iluminada que vislumbra el goce femenino más allá del falo. Asunto de auténticas mujeres y de auténticas poetas.

Ahora merodeamos un pensamiento desterritorializado que confiere su máximo esplendor a la fuga femenina hacia lo incierto, más allá del agresivo y provisorio suspenso masculino, falsamente feminista, de la Hembra deslumbrada en simetría inversa por el Falo insomne.

La mujer que reniega compulsivamente de ‘lo femenino’ -aquí entendido como ‘línea de fuga desterritorializante’-, para concebirlo de modo incauto como sinónimo substancial de mera ‘debilidad’, rechaza, en nombre de una supuesta liberación beligerante, su estatuto mítico-simbólico de ‘diosa’ para constituirse, muchas veces, en plagiaria torpe y en simple ‘envi-diosa’ de lo abusivamente ‘propio’ de la injusticia falocrática, de la hipostasiada masculinidad. Y sí:

«La mujer es secreta: /apariencia pintada,/ como libro de estampas para indoctos/ que esconde un texto místico, tan sólo/ revelado a los ojos que traspasan/ adornos y atavíos./ Quiero saber quién eres tú: desvístete.»
JOHN DONNE (fragmento del poema TO HIS MISTRESS GOING TO BED, en traducción de Octavio Paz).
FIN del texto de Armando.

-Si hay algo que este texto de pespuntes psico-filosóficos con una música interna Wagneriana, por no abundar sobre la morfología sintáctica Derrida-Lacaniana, a mí me ha terminado de ilustrar es a –no hacer juicios apresurados ni sobre la base de lo emocional; sino sobre la gnosis. Y no es un secreto que nosotras, las mujeres, tendemos a actuar emocional y apresuradamente. Cuando vi Mujer igual a Cosa me aterré. No sé por qué valoramos el término –COSA—negativamente cuando significa tanto sujeto como objeto, tanto ente como entidad, cuerpo, organismo. Y es ahí nuestro primer error.

Generalmente leo y releo las cosas que me hablan, que me susurran al oído, que me invitan a dejarlas entrar a mi mundo interior… y cuando no termino de entender; ya por avanzada, ya porque me ofrece variados significantes o simbologías acudo al estudio de esos referentes, esas citas, esas investigaciones. Lo primero que hice fue leer un blog que es un sitio donde este reputado escritor “deja-ver”, como el dice, su –eso- “que cesa de no escribirse”; y me vi bombardeada por una nueva mirada… La mirada psico-analítica, investigativa, discursiva y poética de Armando Almánzar Botello con algo que sí me convence. Comencé a sentir esa seducción, ese placer por leerlo a él, del que hablaba Barthes.

Nunca me llamé feminista porque le tengo pavor a las etiquetas. Y porque pensaba que hay una línea muy fina que bordea el feminismo con los enfrentamientos hombre-mujer a los que no le veo sentido. Cuando no a ese –querer ser masculino- que muchas mujeres exhiben como si el poder se pudiera definir desde unos pantalones y un corte al ras. Yo me auto-defino como una mujer femenina y con cierto poder que me brinda la capacidad de amar, de dar.

Volviendo al texto lacónico pero trascendental en lo simbólico-empírico que escribiera AAB… Yo creo en el discurso de Armando, y creo que “el goce femenino” se puede vislumbrar “más allá del falo”. Yo creo en mis fortalezas como ente, como mujer-madre-amiga-profesional-esposa, yo no necesito pelearme contra el mundo y contra –los hombres- para demostrar poder. Me encanta ser enigma, ser como un libro que habla, ser “una estatua de Jade que los piensa” a los hombres. “Sin fondo” aquí tiene una significación-poética de eternidad, de infinito, como cosa inmaterial-sublime. Yo me niego a vivir como “hembra deslumbrada en simetría inversa por el Falo insomne.” Armando Almánzar Botello.

©Elizabeth Quezada, Santiago, 2012.RD.

*Más de Armando en su sitio web:
http://cazadordeagua.blogspot.com